Poesía Absurda

Nuestra barca ha enfermado Y la tripulación, cada una a la vez Hemos tenido que subir a la cola A desenrollar el cielo Lo hemos envuelto y guardado Y nosotros nos hemos guardado con él La marea es alta y los sueños hondos Sin horarios La sombra y la luz es nuestro tiempo Las raciones a veces semillas a veces excesos Tormenta desatada con hilos de furia Afuera trinos Adentro truenos Si vida queda construiremos otro barco para admirarlo en silencio Fantaseando encuentros Liberando apegos Pero todos con deseos algunos por la piedad algunos por la enfermedad

Para escribirte me doy el tiempo de buscar entre mi olvido palabras empolvadas Las limpio, las soplo, y en la sola intención de abrillantarlas, toman vida No es amor, no, tampoco me ilusionas Pero tu sola presencia me calla, me ausenta, me abstrae, enmudezco mientras busco la salida Por eso prefiero escribirte, en este papel donde escarbo pausas, donde escondo  ganas ¿Ganas de? Eso no importa, de eso se trata.

Soy un mar muerto Y una angustia palaciega Se asemeja entre tristeza A quitarme el desconsuelo  Juega entre las rocas Donde rompe el mar las olas  Vierte en mi su dulce tiempo Ladrón de cariño, perverso Me conoce hasta lo hondo  Pese a lo turbia del agua  Mientras más me silencio Más se adentra a sus anchas  Ya vivió mi tormenta  Ha quedado encandilado Se ha secado en la tiniebla  Sin tibiezas se ha mojado  Ha besado mis orillas La frialdad no lo ha inmutado Intacto, aguarda, espera Adentrarse en otro acto Con dulce ternura espera Atento a la calma y marea Cuál abisal adentrarse espera Por eso nada, aguarda, acecha

Dulce árbol Prohibido Que se apiada De mi espera De tu sombra  Yo presagio Cruel destino Vida bella  De tus hojas En la tierra Quiero el fruto Prohibido De tus hojas En la copa  Quiero hundirme  Sin vestigios De tu sólida madera  Quiero hogar Quiero refugio  De tu fuerte enraizado  La libertad  Y el delirio  Ser tu fuente inagotable Ser tu sol Ser oxígeno  De tu tronco fornido Ser el agua  que alimenta  La que sube hasta tu copa  La que florece La que brota  Ser de día las raíces  que dan vida Que provocan  Ser de noche las hojas  Que se mueren que se ahogan  Ser de día la flor  que nace pomposa  Dichosa  Ser de noche la semilla Que se esparce Sigilosa  Cerca  De tus ramas  Ignorarlas con ternura Lejos  De tu corteza Admirarla majestuosa 

Quería escribir cualquier tontera Que hable de inmovilizarse Y que hable del silencio Cualquier tontera Que empiece narrando Lo que paso hace tres semanas Escribir de cuando una noche decidimos no salir más Y desde entonces un hoyo, una puerta, una pared, un televisor O la ilusión de comprar pan Nos ha contenido de no enloquecer Y nos ha cerrado con la maña de una llave En nuestras propias casas Y escribir como hoy Somos más humanos Por resistir y guardarnos Y como también somos más animales Confinados en guaridas Escribir tonteras, Tal vez De cómo resuena el eco de un paso solitario De alguien que camina con prisa En la calle vacía Pero no pude, Había un ruido que perturbaba mi escritura No pude  enhebrar ni un sentimiento Para intentar coser poesía No pude escribir Ni sobre el confinamiento Ni sobre el silencio, Ni sobre los humanos, Ni sobre los animales, Ni sobre el paso solitario, Ni sobre la calle vací

Ahora que estamos encerrados En la casa y en nuestros pensamientos Y parece haber tiempo Y parece haber nada Ahora es cuando la cocina toma sentido Y los tiempos en la sala Y los tiempos en la cama Ahora es cuando nos damos permisos De estar siempre en el presente Vivir cada actividad Darnos el permiso de disfrutarla Darnos el permiso de odiarla Y una vez que la afanosa diligencia acaba Detenernos en el tiempo A soñar con recobrar La libertad robada  (Vania Dongo. @aspirinavd -> instagram)